El carey o concha de tortuga se obtenía del caparazón de la tortuga marina llamada Eretmochelys imbricata que vive en las regiones tropicales de los océanos Atlántico, Índico y Pacífico. La concha más valorada de un color marrón con fondo amarillo translúcido procede de las Indias orientales.
Antiguamente la concha se obtenía colgando salvajemente las tortugas vivas en una hoguera para que el calor separase las placas del caparazón.
La primera operación a la hora de dar forma al carey era el aplanado de las placas curvas y arrugadas. Luego se les daba forma con sierras parecidas a las empleadas con el marfil. Al ser la concha un material caro los restos y limaduras se prensaban para luego teñirlos artificialmente aunque el resultado no era tan bueno como el producto natural.
El carey se compone fundamentalmente de queratina. Con una dureza muy baja de 2,5 y un índice de refracción de 1,55. Se puede distinguir de las imitaciones en que el producto natural presenta puntos esféricos de color mientras que en la imitación el color se da en zonas o manchas. Muchas veces al observar las imitaciones con luz ultravioleta se observa un resplandor amarillento.
Romanos, antiguos chinos y japoneses emplearon el carey para objetos y adornos. En Pompeya se ha encontrado un flabellum con asas de tortuga. Los romanos importaban el material hacia países orientales y africanos. Mientras que en la Edad Media los países occidentales rechazaron el carey, en el Renacimiento recuperó su prestigio. En el Siglo XVII en Europa se comenzó a aplicar el caparazón para cubrir muebles y adornos. En el Siglo XVIII tuvo su gran auge cuando se comenzaron a elaborar peines, abanicos... En 1700 fue cuando se inventó la técnica llamada piqué que consistía en embellecer la superficie del caparazón con materiales como oro, plata...
Amenazas a la tortuga carey
Hoy en día la mayor amenaza de la tortuga carey es el tiburón. Los huevos tampoco se encuentran a salvo en tierra estando bajo el acecho de depredadores que van desde el cangrejo al ser humano.
El hombre ha conseguido, como con otras tantas especies, que esta se encuentre en peligro de extinción, ya sea por intentar conseguir su carne como también el tan valorado carey. Por suerte hoy en día se han creado convenios para prohibir la matanza de estas tortugas y la exportación e importación de productos derivados de ella.
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