En el año 1989 aparecieron en el mercado unas turmalinas muy bellas procedentes del estado brasileño de Paraíba. Con colores muy intensos que abarcan desde al azul, violeta y verde.
Esta variedad la descubrió Heitor Dimas Barbosa y su equipo de mineros quienes pasaron muchos años cavando y buscando en las galerías de pegmatitas en Brasil. Heitor estaba convencido de que en las profundidades de Paraíba se encontraba una gema inusualmente hermosa. Se tardó más de cinco años en poder encontrar cristales de esta turmalina y para colmo en el momento del descubrimiento Heitor no pudo estar presente en la mina pues atravesaba una enfermedad.
A la turmalina Paraíba el color se lo da el cobre, a diferencia de el resto de turmalinas que se conocían. También a veces el manganeso, siendo la interacción de estos dos elementos lo que da lugar a colores tan bonitos. Aunque el azul intenso y característico de esta gema se debe principalmente al cobre. Azul parecido al de una piscina y a veces llamado "neón".
Se trata de una piedra que ha alcanzado una gran popularidad y demanda, siendo de las más caras del mundo hoy en día.
A principios de 2001 se encontraron unas turmalinas muy parecidas con tonos verde azulados intensos en Nigeria. No es de extrañar que precisamente sea en esta zona de África donde hayan unas turmalinas tan parecidas, pues hace millones de años antes de que los continentes se separasen la costa de Ámerica del Sur y África estaban unidas.
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